Consiste en la aplicación de una proteína producida por una bacteria llamada Clostridium Botilinium, que es ampliamente utilizada hoy en día y reproducida en condiciones controladas de laboratorio. Esta toxina es administrada en muy bajas dosis para evitar los efectos colaterales adversos. Su uso en Medicina estética se basa en la acción bloqueadora de la contracción muscular en las zonas donde se inyecte, en este caso los músculos de la expresión facial cuya contracción se manifiesta en pequeñas arrugas o líneas de expresión. Resultando en un área lisa sin arrugas. La duración de su efecto es transitorio, reversible y varía de paciente en paciente.

Se usa para suavizar líneas de la frente y entrecejo, patas de gallo,  el cuello y algunas zonas peribucales.